Con el objetivo más general de explorar el modo en que la emergencia de la diferencia atraviesa históricamente a los feminismos occidentales, en este artículo exploro algunos ejes de las memorias, políticas y emociones feministas que enmarcan algunos de los debates sobre la política feminista del presente en América Latina. Para ello retomo tres figuras que caracterizan al feminismo occidental (Chandra T. MOHANTY, 2003MOHANTY, Chandra T. Feminism without Borders. Decolonizing Theory, Practicing Solidarity. Durham & London: Duke University Press, 2003., p. 106-124), como son la hermandad entre mujeres pensada por el feminismo radical estadounidense en los 60, así como su reformulación más reciente en nuestra región (sororidad), y la práctica de la diferencia sexual formulada por el feminismo italiano en los años 70-80.
Libro las memorias de andrea pdf
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En primer lugar, presentaré algunas escenas relativas a las acciones y manifestaciones feministas del presente, en las que una serie de imágenes y memorias políticas se apropian y reformulan los vínculos políticos feministas donde las nociones de diferencia y de genealogía resultan fundamentales para la acción política en el Cono Sur de América Latina.
Me referiré en primer lugar al trabajo realizado desde el Archivo Oral de Memoria Abierta (2012) en base a entrevistas audiovisuales de sobrevivientes y familiares de personas detenidas-desaparecidas en mi país durante la última dictadura militar (1976-1983). Entre 2010 y 2012, desde el equipo de investigadoras nos propusimos revisar los testimonios tomados desde la creación del Archivo en 2001 y producir nuevos testimonios para abordar los relatos sobre la violencia sexual durante aquel periodo. Además de visibilizar estas formas de violencia, esperábamos mostrar que, pese a la falta de escucha judicial y social, las sobrevivientes habían testimoniado en distintas ocasiones, y con diferentes objetivos, no solo la denuncia ante la justicia y los medios, sino también para la reconstrucción de lazos de confianza y la reparación simbólica a partir de la reelaboración de memorias que consideraran este sufrimiento como legítimo. Hablar con las vecinas, las profesionales de salud, familiares, amistades y compañeros de militancia y cautiverio importaba tanto como la justicia.
El libro, que finalmente se publicará el próximo martes, detalla diferentes capítulos de la vida del artista, como la noche que pasó en casa de Michael Jackson, así como el romance adolescente que tuvo con la actriz Hilary Duff, entro otros muchos.
Este libro se propone reflexionar en torno a los flujos e itinerarios sagrados en sus múltiples aristas, poniendo al territorio peregrino y sus paisajes culturales en el centro del debate desde una mirada interdisciplinaria, compleja y multidimensional. Los capítulos analizan las prácticas religiosas de diversos espacios y paisajes sagrados desde la significación y valoración de sus territorios locales y sus expresiones de fe. Incluso exploran el espacio virtual, que también se sacraliza porque ese territorio trasciende lo físico y tiene un alcance diferente, amplio y heterogéneo.
El texto vuelve incansablemente a dos momentos: el primer encuentro de ambos en el verano de 1980, y el 3 de marzo de 1996, día de la muerte. Entre medias, salpicaduras de vida enunciadas más que contadas: los paseos en coche por el bosque de Boulogne, por el Sena, por Vitry, por el aeropuerto de Orly de noche, las compras en el mercado y los puerros como único plato durante semanas, algunas archiconocidas canciones pop y populares, las ganas de bailar, los ataques de risa (no los otros: los síncopes); y entretejido con eso, el alcohol incesante, la incesante escritura: Yann Andréa a la máquina y Duras dictando. Dictando la escritura como le dictaba la vida: las chaquetas que debía llevar, los movimientos ante la cámara que le filma, la velocidad a la que conducir el coche, lo que ha de comer: Me tiene encerrado en el cuarto oscuro. No soporta que cualquier otra persona pueda verme. Quiere ser la preferida. La única. Entre todos. En todo el mundo. Y, del mismo modo, yo soy el preferido. La vida al dictado, hasta cuando Yann Andréa se rebela: Pocas veces, aunque si alguna vez, digo: Duras, estoy harto, Duras, no puedo más, Duras, se acabó. Ella deja que estalle la ira, que se pronuncien los insultos y luego se me acerca, me coge de la mano: no, no diga eso, eso no es verdad, nunca se acaba con Duras, y usted lo sabe. No oculta el texto las disputas, los desprecios, los insultos que Duras le dirigía; y hay casi delectación en ello, o quizá es sólo la voluntad de subrayar la dificultad de la convivencia con el fin de hacer aún más paradójica la absoluta convicción de ambos de que era inevitable seguir unidos. Así se eterniza esta historia que más que evolucionar gira sobre sí misma; y así se eterniza el libro, volviendo sin cesar al primer verano y al día de la muerte.
La idea de una escritura capaz de convertirse en catalizador amoroso es de Duras. Ella afirmaba no saber quién era mientras escribía, o no saber quién escribía a través de ella, como si en ese momento no se perteneciera a sí misma, como si cualquiera hubiera podido escribir lo que ella había escrito. Su estado de escritura era un estado de inadvertencia, un dejar fluir el lenguaje para encontrar lo que ella llamaba la escritura corriente y que Andréa traduce en su libro como un no preocuparse por las palabras, no buscarlas, para que de pronto, sin voluntad de ello, la frase escrita quiera decir otra cosa que se presiente. Es como si ese logro poético, casi mágicamente hallado, viniera a coincidir en este libro con esa otra búsqueda imposible de un amor revivido. Lo poético es aquí el otro nombre del amor. S
i la escritura convoca al amor, es que ella tiene también algo de cuerpo. Escribir consiste en encontrar el movimiento adecuado, el ritmo adecuado, una manera de bailar, no cree?, le decía Marguerite. Y no sé si lo decía sabiendo que baile y palabra comparten etimología. Duras y Yann Andréa bailaban mucho juntos, cuenta el libro, y en él hablan con dos voces que siguen el mismo ritmo: las voces bailan, y Ese amor convoca con su escritura un amor en danza. Un amor que danza a ritmo durasiano, que se escribe al son de Duras, al son de su nombre, en su sonoridad: Y digo: el nombre de Duras. Y basta. Eso es. Su nombre, el de ella, y nada más. Leemos el nombre. Lo repetimos hasta el momento en que ya no significa nada, hasta el momento en que se convierte en una pura sonoridad.
Una historia de alguien que dice amar, eso es también este libro. De ese modo dice y cuida Ese amor el nombre de Duras: escribiendo. La primera página del texto confesaba la dificultad que Yann Andréa siempre tuvo para pronunciarlo y tutearla. En la última, escrito el libro, pronunciado el nombre, convocado el amor, las voces alcanzan una intimidad añadida: Venga, la acompaño. / Dígalo de otra manera. / Ven. Te acompaño. Ese tú que surge es como un milagro de gramática y de presencia. Y así, el amor le sigue debiendo la vida a la escritura.
Además de este registro, existen otros 15 libros publicados por la misma editorial. Se destacan: Memorias escrito por Liliana Andrea Calderón Memorias II Congreso Internacional de Psicología y Educación Cuando una mano no basta escrito por Liliana Andrea Calderón Garzón Memorias II Congreso Internacional de Psicología y Educación: Modelos Preventivos y Memorias IV Congreso Internacional Psicología y Educación . 2ff7e9595c
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